La Chimenea fue testigo de medio siglo de su historia.
Al pie de ella trabajaron cientos de personas con miles de sueños o simplemente para día a día poder mantener su familia.
Gerardo Mercedes Garro, oriundo de Pozo del Tala, trabajó un año para terminarla y el 30 de diciembre de 1943, su obra se ve culminada transformándose inmediatamente en uno de los íconos arquitectónicos del pueblo.
El Aserradero Santa María ya tenía la Chimenea lista para poner en funcionamiento las máquinas sin fin, parqueteras, discoencuadradoras, machimbradoras y máquinas para aspirar la cinta entre otros aparatos. Las maderas que mas se procesaban eran el algarrobo, tintitaco y quebracho aunque este último por ser tan resinoso en esta zona no era muy utilizado.
Las calderas traían aparejado dos problemas: en primer lugar, producían mucho humo, perjudicando la salud y la visión de los operarios. En segundo lugar, producían chispas que podían ocasionar incendios por el aserrín y la madera almacenada.
Como solución a estos problemas, se pensó en construir una chimenea.
Poco tiempo después de su construcción salió indemne del terremoto de la ciudad de Caucete (23 /11/1977). y a la explosión de una caldera.
Los fuertes vientos y las grandes tormentas parecían no hacerle daño. Pero como nada de lo que construye el hombre es eterno, un rayo la partió de arriba abajo el sábado 13 de diciembre 2008, a las cuatro de la tarde.
Aun sigue en pie, con ella, caerá el recuerdo de una de las épocas más prospera de Quines. Fue uno de los emprendimientos madereros más grandes del centro del país, marcándole la identidad forestal a la economía de nuestro pueblo.
Extraído del blog: Cosas que me contaron de Quines